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El IV Congreso se plantea como desafío la discusión y la definición de propuestas desde el Trabajo Social ante el escenario actual, así como a los tiempos que vienen, poniendo especial atención a las resistencias, la emergencia de nuevos actores y dinámicas sociales, políticas y culturales, apuntando a la incidencia pública de nuestra profesión en las transformaciones sociales.

De este modo, diversos conflictos y expresiones de la crisis se vieron empeoradas por el problema global de la pandemia COVID-19, dejando a la vista el conjunto de exclusiones y desigualdades que se cruzan en la experiencia cotidiana global de las y los ciudadanos en Latinoamérica y el Caribe y en distintas regiones del mundo.

El punto de partida del Congreso y su continuidad a través del tiempo, es precisamente esta crisis generalizada que se viene desarrollando en los últimos años a nivel local, regional y mundial, incidiendo críticamente en lo político, social, y económico, de la cual hemos sido testigos. Esto se observa, tanto en la precarización del trabajo, las condiciones de vida de amplios grupos de la sociedad sometidos a discriminación y vulneración de derechos: niños, niñas, jóvenes, mujeres, migrantes, pueblos originarios y tribales, trabajadores subcontratistas, activistas medioambientales, grupos LGBTQI+ y comunidades de territorios degradados por el daño medioambiental, entre una diversidad de actores y sujetos que experimentan la segregación, la exclusión y la desigualdad.

Ante estos conflictos hemos podido observar el contraste entre las distintas formas de enfrentamiento que despliegan los grupos y organizaciones de la sociedad civil, con prácticas de organización y solidaridad, y la débil respuesta de los Estados. Desde el Trabajo Social el quehacer se ha visto doblemente desafiado de pensar el alcance de su acción y la escasa incidencia pública cuando se trata de asumir la ejecución de políticas residuales que no solo lesionan a muchos grupos de la sociedad, sino a su propia definición profesional. Esta contradicción se enfrenta de diferentes posturas, por una parte, desde el malestar ante la precarización de las condiciones laborales de los trabajadores sociales, la reducción de su quehacer ante programas de control y disciplinamiento de las poblaciones, que limitan las posibilidades de cambio y de respuesta ante las demandas y grandes desafíos de la dinámica social. Por otro lado, el despliegue y potenciación de diversas organizaciones, articulación con grupos profesionales que generan experiencias creativas, innovadoras, de un mayor compromiso con los sectores excluidos de la sociedad, y una revisión crítica para la definición de nuestro oficio. Ponemos en valor la multiplicación de estrategias colectivas de sobrevivencia, diversas formas que toman estas resistencias y aquellos conflictos en términos colectivos que interpelan contextos locales y globales. Este Congreso propone discutir y distinguir conflictos, proyectos y apuestas políticas de la vida en común, considerando las limitaciones democráticas que se agudizan en contextos de crisis, y que nos alertan sobre la exclusión de la participación ciudadana y el autoritarismo en formas disímiles y sofisticadas.

El Congreso propicia un espacio para la discusión sobre estos fenómenos y sus implicancias en la tarea de la formación profesional y disciplinaria, considerando la demanda de justicia social en el mundo y teniendo en cuenta el desafío democratizador en América Latina.

Los movimientos sociales han advertido sobre ello, desde diferentes demandas sectoriales, territoriales o globales, en el mundo, ya sea desde el movimiento Black Lives Matter, en Estados Unidos, así como el movimiento Me too y la Huelga feminista que se fue extendiendo hacia diversas latitudes. Asimismo, en Latinoamérica, observamos la acción decidida de los movimientos indígenas y decoloniales; estudiantiles, socioambientales; así como el mayo feminista de 2018 extendido en gran parte del continente; junto a las revueltas populares en Chile y Colombia desde el 2019 en adelante. En su conjunto todos procesos que nos advierten sobre la pérdida de legitimidad de las instituciones clásicas del liberalismo democrático, ante la incapacidad y voluntad mínima de los Estados por ejercer su responsabilidad con los habitantes para hacer frente a las sucesivas crisis globales (1997, 2008, 2020). Estados que han insistido en la aplicación de políticas neoliberales con sus rasgos monetarista y financiero, aparejado de paradigmas colonial, extractivista, patriarcal y racista, que excluye vidas y pueblos. Por lo tanto, la crisis actual expresa también una crisis de la democracia.

Desde esta problematización convocamos al intercambio que se organizará en torno a cinco ejes de discusión, y sus respectivos subejes, donde abordaremos las perspectivas críticas del Trabajo Social, la formación profesional con miras a la incidencia pública, destacando el vínculo de la investigación y la intervención, los desafíos en la producción de conocimientos, el desarrollo de miradas articuladoras de lo micro y lo macrosocial, aportando a la producción de conocimientos desde esta singular posición de la profesión y la disciplina.

Por lo tanto, el IV Congreso se plantea como desafío la discusión y la definición de propuestas desde el Trabajo Social ante el escenario actual, así como a los tiempos que vienen, poniendo especial atención a las resistencias, la emergencia de nuevos actores y dinámicas sociales, políticas y culturales, apuntando a la incidencia pública de nuestra profesión en las transformaciones sociales. Desde Valparaíso, en el corazón de Chile les decimos ¡Bienvenidos, bienvenidas y bienvenides!